Los ilicitanos inundaron el 10 de agosto la basílica de Santa María para asistir a la Prova de l'Àngel, un primer esbozo de las representaciones que se avecinan, donde los actores visten de calle, salvo aquellos niños y adultos que participan en los aparatos aéreos y que, sobre todo, se someten a la tensión de cantar a 24 metros del suelo.
La Prova de l'Àngel sirve para comprobar que la altura no afecta, o apenas, a la voz o a la concentración de los que se suben a los distintos aparatos aéreos. Los niños son aquí los verdaderos protagonistas y, de entre todos ellos, los ojos de toda la basílica están puestos en los que desempeñan el papel de Ángel, los que bajan y suben del Araceli, y los que actúan en la Coronación.
Con la tribuna del Patronato, presidida por los escolanos más jóvenes -el presidente Modesto Crespo, acompañó al alcalde, Alejandro Soler, y a varios ediles en la zona reservada para el Ayuntamiento-, dio comienzo la Prova con el cortejo al principio del Andador y con Javier Romero, de 12 años, asumiendo, por primera vez, el papel de María Mayor. "Al principio estaba nervioso, pero en la primera sílaba se me han ido los nervios", señalaba este debutante al término del acto, que se prolongó hora y media, desde las seis de la tarde que dio comienzo.
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